Uno de cada cinco universitarios, sufre depresión y ansiedad

* Los principales problemas metales que sufren los jóvenes son de tipo afectivo 
* Eso se agrava cuando se recurre al café, refresco de cola, tabaco o drogas para sentir bienestar

Uno de cada cinco jóvenes en edad universitaria sufre problemas asociados a depresión y ansiedad, expuso el especialista en siquiatría, Félix Higuera Romero.

El exdirector de Salud Mental de la Secretaría de Salud estatal expuso que esas situaciones detonan en este ciclo de vida, debido a que la problemática inició dos o tres años atrás y no se buscó ayuda profesional en ese momento.

Previo a la conferencia “Estigma y discriminación en jóvenes por condiciones de salud mental” que impartió en la Universidad de Sonora (Unison), destacó que los principales problemas metales que sufren los jóvenes son de tipo afectivo 

El especialista en atención a menores y adolescentes comentó que “uno de cinco universitarios puede debutar con un cuadro depresivo a lo largo de su juventud, lo cual es una prevalencia alta y en algunos es sólo una fase de ajuste transitoria, aunque en otros casos son episodios que duran años”. 

El también fundador de la asociación civil Derribando Muros, añadió que históricamente en la edad universitaria se presentan con más prevalencia los problemas depresivos ansiosos y detonan por la presión añadida de cumplir determinados objetivos académicos.

Esa situación, dijo, se agrava cuando se recurre al café, refresco de cola, el cigarro o las drogas para sentir bienestar. 

Ante este tipo de escenarios, las instituciones de educación superior deben sensibilizarse y capacitar a su personal docente para que detecte necesidades específicas en sus alumnos y sepan ayudarlos o canalizarlos.

Planteó que lamentablemente los jóvenes piden ayuda cuando ya han perdido el semestre, han reprobado algunas materias o cambian de carrera. 

Higuera Romero dijo que otra situación que también se presenta en el ámbito universitario es la inclusión en sus programas académicos de estudiantes con alguna discapacidad intelectual.

Se trata, abundó, de jóvenes con espectro autista, déficit de atención, trastornos de aprendizaje e incluso fobias o trastornos obsesivos compulsivos y desafortunadamente son estigmatizados debido a esta situación.

Hay a quienes “les da pena o vergüenza y dicen ahí anda el loco o el esquizofrénico, cuando la persona sólo tiene un problema obsesivo repetitivo y requiere de muchos esfuerzos para que una persona pueda mantener un óptimo desarrollo académico”.

Las universidades deben comprometerse con la inclusión de estos jóvenes y ello también requiere de la capacitación de los docentes. 

Se trata, subrayó, de que todo el personal docente y alumnos hablen el mismo idioma para hacer frente e incluir a estas personas en los grupos de aprendizaje, para lo cual no se requiere nada especial o distinto.

Indicó que simplemente se necesita conocer cómo ayudarlos a que cumplan al máximo que se pueda con sus objetivos académicos y el desarrollo de habilidades sociales.

La conferencia fue impartida a estudiantes y docentes universitarios como parte de las actividades del Primer Encuentro Internacional de Buenas prácticas en inclusión y no discriminación.