Guardería ABC sigue presente en memoria de vecinos

*Recuerdan llanto, gritos de dolor y desesperación de los padres de niñas y niños

*Algunas vecinas acudieron a terapias sicológicas para superar el trance

El incendio de la guardería ABC, en el que 49 menores perdieron la vida y más de cien resultaron con lesiones internas y externas, dejó recuerdos y huellas imborrables en los vecinos de la estancia infantil.

A nueve años de ocurrida la peor tragedia infantil en México, las vecinas cercanas al centro de cuidado para menores, cuyo incendio trascendió las fronteras de México, aún tienen vivo el recuerdo de lo sucedido la tarde del 5 de junio de 2009.

Ofelia e Hilda coinciden en que el ruido de las ambulancias, los gritos de desesperación de madres y padres de las niñas y niños de la guardería ABC, así como el llanto, son escenas que permanecen grabadas en su memoria.

La vivienda de la familia Sombra Quintero, contigua a la guardería, se convirtió en un albergue improvisado la tarde de aquel viernes 5 de junio de hace nueve años, cuando se presentó el incendio en el centro de cuidado infantil.

Ofelia Quintero Guerrero, vecina de la colonia Y Griega, ubicada al sur de la ciudad de Hermosillo, narró que en su casa resguardaron cerca de 35 niñas y niños que rescataron entre el fuego y el humo. 

Su hija, junto con personal de la guardería, trasladaron hasta su casa a los menores cuando los rescataban del incendio que afectó la estancia infantil subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Recuerda que los familiares de las víctimas llegaban a su domicilio, aún durante la madrugada, con la esperanza de encontrar con vida a sus niñas y niños. 

Una bebé de dos meses de edad fue la última que quedó en su casa después del descontrol que generó la tragedia y la entregaron a sus padres ya entrada la noche.

Han pasado los años, señaló, y en su mente se quedó grabado el momento en el que los padres y familiares mostraban su angustia ante ella al no localizar a sus hijos.

Incluso, mencionó, llegaban tan desesperados a su vivienda, que recorrían toda la casa con la esperanza de ver ahí a sus pequeños.

La señora Ofelia recuerda que minutos antes de la tragedia, ella tuvo el presentimiento de que algo malo sucedería y por eso que fue a recoger a su nieto, de nombre Gabriel, que se encontraba en la guardería ABC. 

De regreso a su casa, anota, al cruzar el portón comenzó a ver cómo la gente corría al lugar del siniestro para rescatar a los menores atrapados en el lugar.

Ese día para ella fue “tremendo”, tanto que después de ese caso, escuchaba risas y llantos que no eran reales, es por eso que debió acudir a terapia sicológica. 

Además, ella que es vecina del inmueble en donde ocurrió la tragedia, ni si quiera podía pasar frente al lugar, ya que el miedo y la tristeza la invadían.

“Son cosas que no se pueden recordar y a la vez no se olvidan”, mencionó con lágrimas en los ojos y aseguró que hasta donde Dios le preste licencia seguirá apoyando a los padres de las 25 niñas y 24 niños que murieron en el incendio.

Para Hilda Siqueiros Torres es imposible olvidar lo que sucedió y aún recuerda que la nube de humo del siniestro perduró durante tres días en la zona.

Comenta que cada 5 de junio revive los hechos ocurridos en 2009 y señala que es un acontecimiento que marcó la vida de los habitantes de Hermosillo y de todo México.

Los vecinos de ese sector no durmieron toda esa noche. La solidaridad y las palabras de aliento no bastaban para calmar el dolor de los familiares que tocaban a la puerta de sus casas con la esperanza de encontrar a sus hijos a salvo.

En la memoria de los vecinos de la guardería ABC permanecen el sonido de las sirenas de las ambulancias, los gritos y llanto de dolor y desesperación, mientras que en el presente continúa la impotencia por la impunidad y la falta de justicia ante esta tragedia.