El espíritu de la Navidad

Iniciamos el último mes del año, tiempo de noches largas y frías, y se propicia la condición de estar alegres por las festividades, la alegría de las fiestas, posadas, los regalos y el deseo de llegar bien al final del año; pero también, en el caso de haber vivido una pérdida durante el año, el recuerdo y la ausencia física de las personas queridas marcan una especial tristeza muy personal.

Este mes nos promueve el amor y la reflexión sobre lo hecho durante el año que termina, nos hace analizar y quizás reconocer los errores cometidos y sus consecuencias que debieron ser pagadas, además en el ámbito de lo espiritual a añorar a aquellas ausencias físicas personales importantes de nuestras vidas.

Por ello éste artículo de fin de año va dirigido a quienes han experimentado el dolor de una pérdida, ya sea en familia o de alguien querido, o quizás de una relación sentimental, de empleo, etc.

Con la esperanza de salir adelante, es muy importante la actitud tomada, las fortalezas con que cuentas, las nuevas ideas de adaptación y los apoyos  como  son: la familia, el sacerdote, el tanatólogo, psicólogo o los amigos que promueven la superación del dolor de la perdida  a su debido tiempo.

Esto conlleva un gran esfuerzo de parte del doliente, pero así es la vida, y ahora, se aprenderá a valorar su ausencia, pero a la vez mantener viva su presencia a través de los recuerdos, sus cosas, el amor tenido y los tiempos compartidos.

Es importante que, ante una crisis, la persona en duelo sea atendido por un profesional en ese tipo de manejo, con la preparación básica y formal sobre espiritualidad, humanismo y comprensión, para adentrarse realmente en la personalidad del doliente y sus emociones, muchas veces con gran ansiedad y angustia.

Deberá promover y apoyar el aspecto de la fe, fe en un ser dador de vida, que en el cristianismo cumplen más de dos mil años de haber enviado a su hijo a redimirnos del pecado, y enseñarnos el camino de la muerte y la resurrección, venciendo de este modo a la primera.

Así pues, estas fechas son tiempos de análisis personal, reflexión y reunión familiar plenas de amor, para planear nuevos proyectos y esquemas para un año nuevo que personalmente les deseo sea de bienestar y progreso.

Que el espíritu de la natividad de Jesús y la esperanza de un año venidero lleno de amor, promueva en usted sus adelantos en el camino del duelo si está pasando por ello, y prevalezca ese amor en sus hogares y sus corazones.

Es tiempo de amar y también para dejarse amar, respeto el hecho de que para algunos esta navidad no pueda ser una fecha feliz, sin embargo, propongo hacer una celebración familiar por los ausentes, de la manera que gusten, pero también una celebración por la Vida y vivirla, por quienes aún están con nosotros, con deseos de salud, economía y amor para el 2020.

Recuerda, la vida sigue a tu alrededor, y no estás solo, podrás contar siempre con nosotros, como asociación.

Deseo una noche de Unión y Amor en Navidad y un Próspero año nuevo.

Gracias.