El enfermo terminal

Hablar acerca de las enfermedades es reconocernos como seres vulnerables y con destinos inciertos ya que afectan de una u otra forma nuestra vida, sin embargo, dentro de la medicina existen  padecimientos que por sus características son de mucho impacto entre la población.

Se trata de padecimientos que ponen en riesgo real la propia vida, como son la insuficiencia renal, insuficiencia hepática o cirrosis, HIV, entre otras, pero la que lleva con mucho, la expectativa más trágica, es el cáncer.

El diagnostico de esa enfermedad produce un impacto emocional interno muy importante, que dará paso a emociones y sentimientos en la persona dentro del proceso de la enfermedad.

Los padecimientos terminales siguen siendo difíciles de manejar aún ahora, aunque cada vez, se cuenta con avances importantes y novedosos en la ciencia médica que permitirán, ante un diagnóstico temprano, elaborar tratamientos más efectivos que directamente actuarán en contra de las celulas “malas” del propio organismo y lograrán curarlo.

Mientras tanto, la noticia de padecer un cáncer nos hace sentirnos débiles ante la enfermedad, acaso se asome a nuestra mente la idea del morir.

¿Morir? ¡No! ¡No es posible!, ¡No yo!, ¡Algo está mal o equivocado en los resultados!, así inicia la primera etapa del paciente con enfermedad terminal: la negación, una forma de shock.

A lo largo del tratamiento establecido y el manejo de la medicina, su cerebro estará en constante lucha por “aliviarse” que debemos entender como curarse y la posibilidad de morir.

La Dra. Kübler Ross fue la primera en evaluar las emociones del enfermo llamado “terminal” -palabra que no considero adecuada, pero así se le define- y las etapas por las que cursa que las describe como: la negación, la rabia o ira, la negociación o regateo, la depresión y al final la aceptación.

Primeramente, debemos definir a quien se le considera un enfermo terminal, según la Organización Mundial de la Salud, “es el enfermo que tiene un padecimiento fuera de tratamiento curativo y cuya expectativa de sobrevivir son menores a los seis meses”.

En esta definición nos queda claro que están diciendo que no vivirá más de ese tiempo, algo que en tanatología no nos atrevemos a señalar, ya veremos más adelante el por qué.

La definición tanatológica de este tipo de enfermos es: “la persona que padece una enfermedad por la que posiblemente pueda morir, en un tiempo relativamente corto y que conoce su diagnóstico” AMTAC.

Aquí decimos que la enfermedad posiblemente lo pueda llevar al final de su vida, pero no decimos que sea probable, ya que pudiera presentarse otra causa que interviniera como podría ser infarto, accidente vascular, accidente externo, insuficiencia renal y no únicamente por el cáncer.

Respecto a los tiempos, consideramos que en todas las profesiones no somos más que personas con cierta experiencia, pero no sabemos los designios supremos ante la vida y menos podemos dar por hecho alguna fecha de su muerte, ya que esto conlleva a matar psicológica y emocionalmente de manera anticipada al enfermo.

Seguiremos con el tema en la próxima oportunidad. Gracias y vivan la vida, pues es la única que tenemos.

Libros de su autoría:

-Guía Emergente de Apoyo para Personas en Duelo, disponible en librería Católica y Fonpal.

-Más Allá del Horizonte, cuando un hijo muere. Disponible en Ibukku.com y Amazon.com