28-Mar-2024

¿Qué es un duelo normal?

Dr. Raúl Martin Cabañas/ Algólogo- Paliativista, Tanatólogo  
02-09-2019 10:53  
7 minutos de lectura  

Raúl Martin Cabañas

Hola estimadas amigas y amigos, algo que no podemos evitar es que lamentablemente durante nuestra vida y sin que dependa de ser una persona que viva  los valores humanos o tener una apegada fe religiosa, siempre en algún momento pasaremos por pérdidas que lastimen nuestra personalidad y el alma.

La palabra pérdida viene del latín perdita, qué significa dejar de poseer algo considerado como nuestro, de algo propio que repente ya no se tiene, así son muchas las pérdidas que, a lo largo de nuestra vida dejan  latente su huella,  sin embargo se considera que la mayor pérdida es la de un ser querido cercano pues son las que más afectan nuestra vida, nuestra conducta social y personal.

En el tema de hoy debemos decir que en general el sentir del dolor (duelo) es ya un fenómeno normal  para los sobrevivientes, que se recupere apropiadamente o quede como un trauma  difícil es otra cosa, por ello en lo personal hasta cierto punto no considero un término apropiado para definirlo como normal o anormal, más bien debemos entender que su evolución es inapropiada o disfuncional y entonces podemos hablar de un duelo complicado.

Entonces, el duelo significa sentir y manifestar el dolor de forma natural, normal y dependerá del entorno de los apoyos personales, social y familiar para que las cosas en un tiempo prudente y personal, la persona se reintegre a una nueva vida, cuyo impacto es tan profundo como apegado y cercano sea la persona fallecida.

Transformando la realidad y nuestra convivencia con los demás teniendo que reajustarnos a una nueva dimensión  bio-psico-social y espiritual diferente al que vivíamos ante un terrible dolor que en ocasiones nada ni nadie logra dar consuelo, si esto prevalece más allá de lo funcional y continuidad de la vida  podremos llamarle un duelo complicado.

El duelo por muerte esperada considerado como “normal”, es aquel  que se manifiesta en la persona después de una enfermedad terminal que haya tenido una evolución de al menos tres meses, tiempo en el cual, cuando el manejo tanatológico es apropiado,  puede dar la oportunidad de congraciarse el enfermo con la familia, cerrar ciclos de asuntos pendientes y delegar oportuna y apropiadamente los compromisos de la persona moribunda.

En ese caso, el tanatólogo tiene una gran oportunidad para establecer y hacer su trabajo del vínculo entre el enfermo la familia y cubrir así sus necesidades emocionales, esto en teoría lleva a una preparación antes de la muerte, a un distanciamiento gradual necesario psicológico y físico con el enfermo, lo que implica empezar a cubrir la demanda de trabajo y compromisos que la persona moribunda cubría y de este modo la familia inicia la toma de decisiones y continuidad.

Según la Dra. Kübler Ross son varias las etapas por las que el paciente con una enfermedad terminal puede transitar, siendo la aceptación la última de ellas.

Esto significa no que quiera morir, si no aceptarse como ser humano mortal cuyo fin se acerca y que debe prepararse para su viaje, con una maleta vacía de cualquier pendiente o preocupación, en este viaje no se podrá llevar nada físico sólo las manifestaciones de amor, gratitud y reconocimiento de la trascendencia de haber cumplido una vida activa y positiva como un ejemplo.

En la etapa de la aceptación se desea que el enfermo ya no esté en pleito con la vida, con el Creador, con su suerte o destino como ser humano, al contrario reconocer todo lo que ha hecho y ponerlo en gran valía, aceptar es reconocernos  como seres humanos finitos.

Si el momento final llega de forma tranquila, sin sentir el sufrimiento del enfermo esto dará paz y tranquilidad póstumas a sus seres queridos, lograrán lo que he llamado el “síndrome del deber cumplido”, esto es sentirse y reconocer que se hizo todo lo adecuado y posible durante la enfermedad, que se tomaron las decisiones correctas en el momento correcto, que quizás después algunas de ellas no nos parezcan congruentes no será causante de culpa,  que se estuvo con él o con ella hasta el final y que se le expresó todo su amor.

No decimos que todo este proceso sea algo fácil ni tampoco estamos insensibles al sentimiento que nos deja su partida, no,  pero si lograr que el sobreviviente logre estar y sentirse en paz consigo mismo.

Por supuesto que el dolor presente necesitará tiempo, pero también muchas acciones para ir superando poco a poco la pérdida física.

Un duelo normal reconocerá el dolor de la pérdida, lo expresará y superará para volver a nuestra actividad cotidiana de manera funcional, se adquiere un valor especial de fortaleza ante la experiencia de la pérdida.

Superar, sanar, aliviar el dolor del duelo no significa olvidarse del ser querido, significa que se ha reestructurado la vida y seguido adelante con los homenajes y recuerdos de él o ella y que su trascendencia en el plano espiritual siempre estará presente, con la muerte no se pierde la relación sólo se transforma.

Gracias por su atención y disfruten lo mejor de la vida que es la vida misma.

Libros de su autoría:

-Guía Emergente de Apoyo para Personas en Duelo, disponible en librería Católica y Fonpal.

-Más Allá del Horizonte, cuando un hijo muere. Disponible en Ibukku.com y Amazon.com


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