24-Abr-2024

La cura del autismo

Daniel Quiñones/ Patólogo de Habla y Lenguaje  
23-05-2018 18:33  
5 minutos de lectura  

Daniel Quiñones

Con frecuencia escucho con justa preocupación preguntas como: “¿el autismo se cura?” o “¿hay cura para el autismo?”. La respuesta corta es: no. Sin embargo, sugiero que vale la pena considerar lo que este constante cuestionamiento dice acerca de nuestra percepción del autismo y el tratamiento de sus síntomas.

Sin recaer en el mantra “no se cura porque no es una enfermedad, es una condición” (que es cierto, pero sigue sin dar muchas respuestas), sería apropiado asumir que la mayoría de las veces esta pregunta viene de una preocupación importante: la capacidad de la persona para vivir una vida plena, independiente y/o feliz. De la misma manera, podemos asumir que los síntomas del autismo, sin atención adecuada, pueden impedir dicha capacidad.

Si estas dos premisas son ciertas, es decir, si estamos preocupados por la felicidad de personas con autismo y sabemos que esto requiere de atención adicional en todos los aspectos, una tercera premisa es que también creemos que tales síntomas pueden ser manipulados en base a una posible variedad de intervenciones.

Una cuarta premisa, la cual es cierta por una serie de razones éticas y clínicas, es que no todos los síntomas del autismo requieren modificación, porque algunos no tienen un impacto negativo en la calidad de vida de la persona.  

Si en un caso imaginario reducimos los síntomas hasta niveles parecidos o iguales a los de personas “normales” o “neurotípicas”, esto significa que no hay síntomas que impacten de manera significativa la calidad de vida de la persona. Clarificando, no significa que no hay síntomas, sino que los que hay no afectan su calidad de vida. Por lo tanto esto significa (y he tenido la fortuna de conocer algunos) que hay una proporción de personas con autismo hoy en día que demuestran “síntomas”, aunque no requieran de atención especializada y no afectan su calidad de vida.

Aceptar que hay personas que actúan de maneras diferentes, y que pueden ser igual o más felices que el resto de la población es el primer paso a comprender lo que la verdadera “cura para el autismo” significa. La “cura” significa hacer todo lo posible para que los síntomas que impactan la calidad de vida de la persona sean modificados de una manera empática, amable y productiva, y también significa hacer todo lo posible por aceptar e incluir a la persona, con todo y sus diferencias. Sin preocupación, miedo ni morbo, como todos deseamos ser aceptados.

Supongo entonces que motivaciones detrás de la búsqueda de la “cura” son las preocupantes. Lo son porque la famosa “cura” en muchos sentidos no es para la persona, es para los que la rodean. La “cura” es ayudar al ambiente que rodea a la persona a comprenderla, aceptarla, guiarla y hacer un esfuerzo genuino por adaptarse a ella así como la persona lo hace con todos los que le rodean. La “cura” es la que ayuda a sus familiares y amigos a ver que hay síntomas que importan y otros que no. Que no todo necesita terapia y no todos tenemos la misma definición de felicidad. La “cura” es comprender que somos diferentes, que no somos iguales, y que ése es precisamente el punto. La diversidad nos hace mejores como miembros de nuestra sociedad. Nos hace más empáticos y pacientes hasta con nosotros mismos. Aprendamos a vivir en una sociedad diversa y plena, y el camino se hará más ligero para todos los involucrados.


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