Neofobia alimentaria: reto para innovación y aceptación de nuevos productos alimenticios

“La neofobia alimentaria” (NA) se define comúnmente como la renuncia, miedo, asco o disgusto a probar alimentos nuevos, novedosos y desconocidos, así como a un método diferente de preparación o presentación de un alimento o a la evitación de sabores recién introducidos. 

Esta actitud se relaciona con el instinto natural de evitar daños o peligros, prefiriendo alimentos familiares y seguros. La NA se puede manifestar hacia alimentos de otras culturas, alimentos pocos conocidos, versiones saludables de alimentos populares, nuevas marcas de alimentos, alimentos funcionales e incluso, a los alimentos elaborados con nuevas tecnologías. 

Las personas con alta NA usualmente esperan que los alimentos nuevos sean desagradables en comparación con los ya conocidos, lo que promueve una ingesta regular de los mismos tipos de alimentos y provoca una barrera para probar nuevos alimentos.

Debido a la influencia de la NA sobre las elecciones alimentarias, se genera un impacto significativo en la calidad y variedad de la dieta. Esto se debe a que la NA está relacionada con un menor consumo de componentes importantes como las verduras, frutas, carne y pescado, lo que provoca una disminución en la ingesta de nutrientes. 

Además, la NA está relacionada con el desarrollo de factores de riesgo metabólico y un mayor riesgo de presentar enfermedades. Esta abstención a consumir alimentos nuevos puede representar un obstáculo para la introducción de nuevos productos alimenticios (NPA) al mercado, incrementando el riesgo en el fracaso comercial de estos productos.

El nivel de NA está determinado por una serie de factores internos y externos del individuo, los cuales forman parte de la actitud del consumidor hacia los nuevos alimentos. 

Entre las principales determinantes se encuentran variables sociodemográficas, ideológicas y dietéticas; algunas de ellas están relacionadas con la exposición previa a nuevos alimentos. Este es un factor clave en la disminución de la NA, ya que el aumento de la familiaridad de los productos alimenticios facilita su aceptación.

Actualmente uno de los instrumentos más utilizados para medir la neofobia alimentaria y la disposición a probar alimentos desconocidos es la Escala de Neofobia Alimentaria (ENA), desarrollada por Pliner y Hobden en 1992. La ENA es un instrumento sencillo de diez ítems relacionados con el consumo o evitación de nuevos alimentos. Es ampliamente utilizada, brinda resultados confiables y tiene buenas medidas de validez.

La modificación de los patrones alimentarios mediante el desarrollo de estrategias de salud, las pruebas sensoriales de nuevos productos, la exposición a múltiples alimentos desde una edad temprana, la educación nutricional y la adaptación a la forma y sabor de los alimentos a un público más amplio, son estrategias clave para superar los desafíos presentados por la NA.

Además, la familiaridad con ciertos alimentos juega un papel importante en la NA, por lo que vincular el desarrollo de nuevos productos con sabores o presentaciones conocidas puede facilitar su aceptación.

La información y el conocimiento sobre los alimentos son considerados antecedentes importantes para su ingesta y aceptación. Se ha demostrado que los consumidores con un mayor conocimiento sobre los alimentos presentan un nivel más bajo de NA. Por lo tanto, la desinformación de los consumidores representa un obstáculo para la aceptación de los nuevos alimentos.

Para aumentar la aceptación de productos alimenticios es importante crear y compartir un sistema de información preciso y adecuado entre la industria de los alimentos y los consumidores. 

Identificar qué productos o qué detalles de los productos desencadenan la NA es importante, ya que la industria alimentaria puede desarrollar formas para afrontar estos desafíos. 

La industria alimentaria debe considerar la NA en las estrategias de mercadotecnia para incentivar la disposición de los consumidores a comprar y probar nuevos alimentos; por ejemplo, ejemplificando de una manera clara y precisa el sabor de los alimentos, más que con eslóganes.