Comparar la producción, calidad comercial y actividad antioxidante de tres cultivos de invierno, como el brócoli, col de Bruselas y repollo, modificando su fecha de siembra y empleando fertilizantes orgánicos a base de algas marinas y lixiviado, es el objetivo principal del trabajo desarrollado por Susana Marlene Barrales Heredia, profesora investigadora del Departamento de Agricultura y Ganadería de la Universidad de Sonora.
El proyecto de siembra se llevó a cabo en la huerta de la unidad académica, donde el cultivo de brócoli se estableció en casa de sombra, para tener seguridad y control, mientras que a campo abierto se labró el resto de los vegetales.
Relevancia de la investigación
En entrevista, la catedrática universitaria dijo que la importancia de esta investigación se centra en las prácticas agrícolas de los cultivos para modificar las características de calidad y rendimiento, así como la biosíntesis de metabolitos secundarios como los compuestos fenólicos.
Los factores bióticos y abióticos están asociados con la biosíntesis y acumulación de fenólicos y flavonoides en los tejidos vegetales. Se ha documentado que la aplicación de biofertilizantes puede incrementar algunos parámetros de calidad de frutos, como composición nutrimental y capacidad antioxidante.
“Adicionalmente, los factores ambientales como la temperatura, la radiación solar y las precipitaciones pueden influir en el metabolismo de las brassicas y en la composición fitoquímica resultante. Además, aumentar las concentraciones totales de fenólicos y flavonoides en brócoli y col, resultaría en una elevada actividad antioxidante y una posible promoción de la salud”, reveló.
Sostuvo que numerosos procesos fisiológicos y bioquímicos en el cuerpo humano pueden generar radicales libres y otras especies reactivas de oxígeno como subproductos del metabolismo y en este contexto, la sobreproducción de radicales libres puede ocasionar daño oxidativo a biomoléculas, incluidos lípidos, proteínas y ADN, provocando el desarrollo de enfermedades crónicas como aterosclerosis, cáncer y otras enfermedades degenerativas en humanos.
“Los antioxidantes presentes en la dieta, incluidos los polifenoles y los flavonoides, protegen contra los radicales libres, como las especies reactivas de oxígeno en el cuerpo humano, y se han asociado con la prevención del cáncer, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares”.
Las brassicas o cruciláceas, como brócoli, repollo o coles de Bruselas, contienen compuestos bioactivos potenciales que promueven la salud, descritos como posibles agentes anticancerígenos, cuya ingesta también se ha asociado con una disminución de la presión arterial y con la eliminación de los niveles circulantes de colesterol de lipoproteínas de baja densidad de la sangre, entre otros”, explicó.
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