Naciones Unidas, (Notimex).- Desde la República Centroafricana hasta Sudán del Sur y desde Siria hasta Afganistán, los ataques a niños en conflicto han continuado sin cesar durante los primeros cuatro meses del año, de acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En un mensaje publicado este martes, la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, indicó que sin remordimientos y sin asumir su responsabilidad las partes en conflicto continúan evadiendo de manera cínica una de las reglas más básicas en la guerra: la protección de los niños.
“Ningún método de guerra ha sido evitado, sin importar cuán mortal sea para los niños”, lamentó Fore.
Esas agresiones incluyen ataques indiscriminados a escuelas, hospitales y otra infraestructura civil, así como secuestros, reclutamiento, asedios, abuso en detención y denegación de asistencia humanitaria.
En Yemen, por ejemplo, más de 220 niños fueron presuntamente asesinados y más de 330 resultaron heridos desde el comienzo del año como resultado del conflicto, afirmó Fore.
La representante aseguró que casi 4.3 millones de niños corren ahora el riesgo de morir de hambre, un 24 por ciento más que en 2017.
Mientras tanto, en Siria se verificaron más de 70 ataques contra hospitales y centros de salud durante los primeros tres meses del año, que denegaron servicios de salud vitales para niños y familias. Más de 300 instalaciones educativas han sido atacadas desde el comienzo del conflicto.
Asimismo, alrededor de 5.3 millones de niños sirios han sido desplazados internamente o se han convertido en refugiados, y casi 850 mil niños continúan viviendo en áreas sitiadas o de difícil acceso.
En Gaza, niños han sido asesinados en protestas desde principios de marzo, incluyendo los incidentes de ayer lunes, el día más mortífero de violencia desde la guerra de Gaza de 2014.
En Bangladesh, más de 400 mil niños refugiados rohingya que sobrevivieron a las recientes atrocidades en Myanmar necesitan ayuda humanitaria. A medida que se aproxima la temporada del monzón, el riesgo de cólera y otras enfermedades transmitidas por el agua es más alto que nunca.
En Sudán del Sur, al menos 2.6 millones de niños se han visto obligados a huir de sus hogares. Más de un millón de niños padecen desnutrición aguda, incluidos más de 250 mil severamente desnutridos y con un mayor riesgo de muerte.
Hasta ahora, 600 niños han sido liberados de los grupos armados en lo que va del año, aunque cerca de 19 mil continúan sirviendo como combatientes, mensajeros, cargadores, cocineros e incluso esclavos sexuales para las partes en conflicto de Sudán del Sur.
En Afganistán, más de 150 niños murieron y más de 400 resultaron heridos durante los primeros tres meses del año debido al conflicto.
En la República Centroafricana, la violencia renovada en los últimos meses ha obligado a casi 29 mil niños a huir de sus hogares, con lo que el número total de niños desplazados internamente asciende a 360 mil.
Más de dos de cada cinco niños menores de cinco años sufren de desnutrición crónica y un tercio de los niños en edad escolar ahora están fuera de la escuela en la República Centroafricana.
En un comunicado por separado emitido este martes, Unicef denunció además un ataque que el pasado 11 de mayo causó la muerte de más de 25 personas, incluidos 11 niños, en Burundi.
En su mensaje, Fore subrayó que la ayuda humanitaria que provén Unicef y otros organismos es insuficiente, y que los niños necesitan paz y protección en todo momento.
“Las reglas de la guerra prohíben la captura ilegal de civiles, ataques a escuelas y hospitales, la negación de ayuda humanitaria y el uso, reclutamiento y la detención ilegal de niños. Cuando surgen conflictos, estas reglas deben ser respetadas y quienes las incumplen deben rendir cuentas”, dijo Fore.
Hermosillo, Sonora, México
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