¡Mis respetos! Lorenia, Dulce María, Rosa y Vianey Guadalupe

*Las hermanas López Valencia, vecinas de Pueblo Mayo, cursan su educación profesional en la Unidad Regional Sur de la Universidad de Sonora (Unison) en Navojoa
*Son dignas de admiración y respeto por su tenacidad y decisión de salir adelante

Cortesía: Rosario A. Delgado Valdez/No Pasa Nada

Educadas, respetuosas, trabajadoras, sensibles y excelentes estudiantes, ¿se les podrá pedir más como hijas, ciudadanas y gente de bien? La historia inicia en Pueblo Mayo, una comunidad que está a 20 minutos al norte de Navojoa, casi sobre la carretera federal 15, tamo Navojoa-Ciudad Obregón.

Sin embargo, siendo más precisos, sinceros y honestos, esta historia de esfuerzo inicia en casa. Honor a quien honor merece, sus padres.

Viven en una casa típica rural, color amarillo, donde día a día se ha forjado una cultura, la del esfuerzo a su máximo esplendor. Familia de escasos recursos que ha salido adelante viviendo de un diario o de un jornal.

Una casa que al principio no tenía ni puerta pero que hoy da un ejemplo, entre otras cosas, de cómo educar a sus hijas. Y no hay fórmulas rebuscadas, ni secretos, todo se basa en la sencillez, respeto, esfuerzo y aprender a vivir con lo necesario. Sin sentirse más, ni mucho menos que nadie.

Muy probablemente sus padres José María López Moroyoqui y Guadalupe Valencia Hurtado no lo planearon ni lo imaginaron así, sin embargo, la calidad de hijas que han puesto en el ‘ruedo de la vida’ sobrepasa y por mucho el promedio que puede presentarse en la ciudad, en las mismas o con mejores condiciones de vida.

¿Sabrán la Unison, Coppel y la Granja Margarita lo que están haciendo?

El ejemplo de sus papás las ha arrastrado al ser antes que el tener. Aquí no hay margen al mínimo pretexto ni justificación.

Primero sus Padres…  ¡Va por Ellos!.. En esa casa la felicidad es la atmósfera que impera. Y con ese agradecimiento a la vida, nunca les ha dado vergüenza vender tamales, gallinas o trabajar en el campo.

Lorenia tuvo que ‘jalar la carreta’ primero -después de sus padres-; había salido con máximos honores de la secundaria y preparatoria pero no tenía recursos para ir a la universidad. Después lo hizo Dulce María, más tarde se integraron Rosa y Vianey para aportar a la economía familiar.

Por tres años, Lorenia pausó sus estudios, mientras que Dulce María lo hizo por dos, pero ambas se pusieron a trabajar en Coppel, tienda departamental, donde también han sido reconocidas por su alto desempeño.

Rosa hoy trabaja en la Granja Margarita -trabaja y estudia al mismo tiempo, en el mismo horario-, Vianey lo hace en jornales en el campo.

Las primeras tres cursan Ingeniería Industrial y de Sistemas en la Unison, Vianey está en proceso de admisión.

Es mejor estar dispuesta que estar preparada. La vida presenta oportunidades, unas son únicas, otras parecidas y casi nunca repetidas o calcas al carbón. Las hermanas López Valencia han aprovechado la máxima oportunidad, la de vivir.

Pero, en sus historias propias, han estado dispuestas a estudiar y trabajar al mismo tiempo. Gracias a las facilidades -que se han ganado- en la Universidad de Sonora URS/Navojoa y en Coppel.

Su carácter es a prueba de vida, de entender que solamente con el sacrificio, constancia y tenacidad propia se puede salir adelante.

A 20 minutos de Navojoa, a tres décadas de Formación.

Lorenia, Dulce María, Rosa y Vianey, son una representación de cómo se vivía en 1990 en la mayoría de las familias de Navojoa. Con más compromiso y respeto a sí mismas. Tres mujeres, tres estudiantes, tres trabajadoras, tres hijas, tres historias de vida.

Terminarán sus carreras en meses y en el futuro habrán de tomar sus derroteros personales.

Por lo pronto, son tres seres humanos dignos de admiración y respeto por su tenacidad y decisión de salir adelante.

Además Vianey -la cuarta hermana-, ya inició su proceso de admisión en la Unison, pero ella ha optado por Administración de Empresas. Gracias por poner el ejemplo, entre el poder y el querer.