*Recibió insultos como “pareces cochi” y “eres un animal”
*Su hijo presenció la violencia física que padecía y también escuchó los insultos
Por diez años, Natalia vivió una relación llena de violencia física y emocional, hasta que se animó a solicitar auxilio y les narró la realidad a sus seres queridos.
Insultos como “pareces cochi” o “eres un animal” eran constantes, hasta que un día decidió ponerle fin a esa relación y salir adelante por su hijo, quien llegó a presenciar y a escuchar lo que su pareja le hacía y gritaba.
“En una ocasión le dije que estaba mal, que si por qué hacía eso y me contestó que eso fregasos eran para mí, pero como no me los podía dar bien, se los daba al ropero”, recordó.
La joven de 26 años de edad, mencionó que los jaloneos y empujones también eran repetitivos, además de que por celos le quebró algunos celulares, argumentando que ella mantenía relaciones con otros hombres.
Natalia comentó que después de soportar tantos años esas situaciones, un día se puso a pensar que no merecía esa vida pues luchaba por mantener unida a su pequeña familia y por trabajar para ayudar en los gastos de la casa, además de comprar sus cosas sin necesidad de esperar a que su ex pareja le ayudara.
Habló con sus papás, quienes sabían de los pleitos que había entre ambos, pero nunca se imaginaron hasta dónde podía llegar la ex pareja, por lo que la recibieron en casa de nuevo, brindándole apoyo incondicional desde ese momento y hasta la fecha.
Hoy Natalia hace ejercicio, ha perdido mucho peso y es feliz con su hijo, su mayor sueño es comprar su propia casa para darle un hogar a primogénito.
Trabaja, ayuda con las tareas a su hijo y si hay oportunidad también está en sus planes volver a estudiar para la carrera que dejó inconclusa por una relación que no tuvo futuro, sino que por el contrario fue abusiva para ella.
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