El análisis del impacto de sistemas familiares en la calidad de vida de personas con autismo es parte de las herramientas clínicas de uso diario de cualquier especialista que sirve a esta población.
La influencia de nuestros genes sobre nuestra personalidad y reacciones ante una variedad de circunstancias no está aún determinada completamente. Mientras algunos estudios científicos establecen relaciones entre genes y personalidad (Jang et al., 1996) otros contradicen tales teorías o sugieren áreas en necesidad de investigación (De Moor et al., 2010). No obstante, existe evidencia que nuestros hijos aprenden a confrontar situaciones como conflicto, fracaso y triunfo con base a nuestro ejemplo.
En otras palabras, podríamos sugerir que todo lo que hacen nuestros niños puede cambiar, pero es más difícil cuando los adultos no cambian sus propios patrones de conducta.
Todo terapeuta, padre de familia y educador primero es persona. Todas las personas buscan aprobación, reconocimiento y autorrealización. La búsqueda por tal validación nos puede impulsar a apoyar aún más a las personas a las que servimos, ya que nos hace buscar más herramientas, conocimiento y mejora la calidad de nuestro trabajo. Sin embargo, si no existe conciencia de estos deseos en el adulto, pueden tomar absoluto control sobre sus decisiones, poniendo las necesidades del niño en cuestión en segundo lugar.
Es importante que toda persona involucrada en la vida terapéutica y académica del niño en cuestión (incluyendo sus padres), procure un ambiente sano de trabajo, libre de conflictos o agendas personas que interfieran con nuestra capacidad de proporcionar la intervención terapéutica necesaria. Es importante que todos los días, en todo momento, cuidemos que nuestras necesidades (personales o profesionales) no interfieran con decisiones clínicas y educativas, importantes y relevantes en primer lugar sólo a la persona en cuestión. Es importante reconocer que si buscamos el bien de aquellos a quienes servimos, nosotros también estaremos bien.
El argumento no es que la autorrealización de adulto esté en conflicto con un plan de tratamiento de calidad adecuada. Es que al llevarla a cabo, dejemos de poner atención a lo que es realmente importante, permitiendo a nuestro ego tomar decisiones por nosotros. Eliminar nuestro ego al tomar decisiones clínicas nos permite dejar de enfocarnos en nuestras necesidades y enfocarnos en la persona que tenemos enfrente. Esto nos hace más eficientes, ya que podemos de esta manera detectar áreas de necesidad inmediatamente, nos hace más perceptivos y más empáticos. Nos recuerda que la vida del terapeuta es servir, no ser servido.
Busquen un ambiente armónico de trabajo, libre de todo aquello que interrumpa la capacidad de nuestros niños de enfocarse en patrones sanos de conducta social (mediante nuestro ejemplo), y faciliten su capacidad de vivir una vida plena y realmente inclusiva.
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