*Investigador del CIAD señala que en el comportamiento de la escasez de agua y tormentas torrenciales influyen otros procesos en la atmosfera y océanos
*La sequía y lluvias torrenciales son extremos que representan riesgos para actividades productivas que son sustento de gran parte de la población mexicana
Los patrones de la presencia de sequías y tormentas torrenciales que se presentan en México se están modificando debido a la influencia humana sobre el clima, así como a otros procesos que ocurren en la atmosfera y en los océanos.
El responsable del Laboratorio de Manejo Ambiental del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), Arturo Ruiz Luna, expuso que debido a esa situación, fenómenos como las sequías extremas, que antes se presentaban ocasionalmente, se han vuelto más frecuentes.
Gran parte de la república mexicana sufren periodos de sequía que amenazan actividades productivas como la agricultura y la ganadería y ponen en riesgo la seguridad alimentaria, destacó el profesor-investigador del CIAD.
Sin lugar a duda, destacó, la sequía o escasez de agua, al igual que las tormentas torrenciales, representan dos extremos que representan riesgos para actividades productivas que significan el sustento de gran parte de la población mexicana.
Estos fenómenos son recurrentes, es decir, se presentan con cierta periodicidad, aunque no siempre de manera cíclica. En la mayor parte del planeta –puntualizó- la época de secas o estío y la época de lluvias, tienen periodos más o menos definidos, que se repiten estacionalmente, desde hace miles de años, y debido a esa estabilidad climática fue posible que muchas poblaciones y civilizaciones florecieran.
Actualmente las sequías generan importantes daños en la industria agropecuaria, al turismo y a la población en general, al reducir la disponibilidad de agua potable, señaló.
Ruiz Luna expuso que “lamentablemente, el calentamiento global, la elevación del nivel del mar y los cambios de uso de suelo, están propiciando que este tipo de fenómenos se acentué y se vuelvan cada vez más frecuentes y extensos”.
Planteó que eso favorece otros riesgos ambientales, como es el caso de los incendios forestales, sin que hasta el momento puedan pronosticarse con precisión, debido a su naturaleza multivariable.
El experto en ecología de paisaje, recursos acuáticos y diversidad de ecosistemas, consideró que no es fácil o confiable el realizar pronósticos sobre la duración de la sequía, y tampoco es fácil delimitar el alcance de su impacto.
“Con base en eventos ocurridos recientemente, por ejemplo, en California, Estados Unidos, la sequía de 2011-2012 generó pérdidas de miles de millones de dólares, en tanto que se asume la pérdida de más de 17 mil empleos”, ejemplificó.
En el caso más reciente documentado en México en 2011 y 2012, algunos datos reportados mencionan más de mil 200 municipios de 19 estados afectados en distinto nivel por el fenómeno.
También se contabilizaron más de mil 500 comunidades sin agua potable con cerca de dos millones y medio de pobladores.
Asimismo, se estimó una pérdida de entre 600 mil y 2.7 millones de hectárea de cultivo, principalmente maíz y frijol, lo que puso en riesgo la soberanía alimentaria.
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