
* "La cantante de ranchero" era muy feliz cuando viajaba a las fiestas patronales de los pueblos
*Perdió la batalla frente al Covid-19 y sus cenizas fueron depositadas en el panteón de la comunidad de Los Hoyos, del municipio de Cumpas
Manuelita Acuña, “La Cantante de Ranchero”, una mujer hermosillense que tuvo la posibilidad de llegar a los grandes escenarios de México al ser parte del dueto “Las Guerrilleras del Norte” junto con Chayito Valdez, falleció a consecuencia de Covid-19.
Dejó de existir a los 76 años de edad en un hospital de Hermosillo, luego de luchar por varias semanas contra la enfermedad viral, a la que no pudo darle la batalla y terminó por dañar su organismo.
Poseía una gran voz que, aunada a su personalidad, la hizo ganarse el cariño de muchas personas, sobre todo de mujeres y hombres de los pueblos de Sonora a donde acudió por más de 30 años para participar de sus fiestas patronales.

Su hija, Mayted Borbón Acuña, comparte que su mamá se inició en el ambiente artístico al acudir, a escondidas de su familia, a un concurso de aficionados a cargo del desaparecido conductor Francisco Rojo Gastélum a principios de los sesenta.
Ganó un viaje a Disneylandia y de ahí comenzaron a llegarle propuestas de trabajo.
Conoció a su mánager, Manuel Pesquiera, quien era locutor en la radio "La Chica de Sonora" ubicada en la planta baja del Hotel San Alberto.
El promotor de talentos la presentó con María del Rosario Valdez Campos, mejor conocida como Chayito Valdez “La alondra de Sinaloa” y de esta manera unió a ambas jóvenes para formar el dueto “Las Guerrilleras del Norte”.

“El señor que era mánager de ella y de mi tía Chayito las contrataba y a medida que fue pasando el tiempo comenzaron a trabajar juntas... eso fue en los años sesenta”, narra la hija de Manuelita.
Mayted nació en 1964, cuando su madre tenía apenas unos cuantos años de trabajar junto a Chayito Valdez, incluso la cantante fue su madrina de bautizo.
En esas fechas les propusieron irse a establecer en Guadalajara, Jalisco, para incursionar en escenarios nacionales, pero Manuelita decidió quedarse en Sonora porque no quería estar lejos de la familia.
Recordó que su mamá nunca se arrepintió de no irse a probar suerte en otros lugares y se sentía satisfecha por estar cerca de sus seres queridos, aunque siempre permaneció en contacto con Chayito Valdez, que muchas veces regresó a visitar a su amiga.
Siempre se acuerda que una vez ambas cantantes llegaron muy noche a la casa de su abuelita Mariana Casillas y le dieron campito en el tendido que tenían, su “nina”, ahí se durmió con ellos.
A Manuelita Acuña mucha gente la quería y seguramente aún hay habitantes de los pueblos del río o de la sierra de Sonora que la recuerdan, porque la esperaron para sus festejos.
“Hace unos años me encontré al papá de una familia y me contó que se preparaban para esperar a mi mamá, apartaba en el año un becerrito porque cuando llegaba la Manuelita mandaban tocar la música. Lo mismo hombres que mujeres se juntaban a disfrutar esos momentos”, expuso.
Era líder y por muchos años trabajó con el conjunto musical “Los Astros del Norte”, junto a sus hermanos Miguel y Luis Acuña.
Tenía agenda de todo el año con los patronos de cada pueblo y antes no había carreteras solo caminos de terracería y aun así ella llegaba hasta Sahuaripa, Bacoachi o cualquier pueblo en la sierra alta.
Así hizo amistad con una familia de Los Hoyos, municipio de Cumpas, gracias a doña Rosa Loera Durán que vendía comida en las ferias de los pueblos.
Se hicieron amigas y Manuelita por muchos años llegó a esa casa a descansar cuando trabajaba en cualquier municipio de la región.
Toda la familia la recibía muy bien, se hizo comadre de dos de sus hijos, Isidro Esquer Loera y Leticia Loera Durán y la amistad fue creciendo con ellos quienes, al enterarse de la muerte, pidieron llevar sus restos al panteón de su pueblo.
Manuelita Acuña murió el pasado 23 de febrero y sus cenizas fueron depositadas en un nicho del cementerio de Los Hoyos de Cumpas el día 27 del mismo mes.
“Doña Rosa se adelantó primero en el camino y fueron estos dos hijos los que pidieron que las cenizas de mi mamá quedaran en ese pueblo donde era tan querida junto a la tumba de su madre”, dijo.
Su familia lo aceptó, pues sabían la gran felicidad que le producía estar en aquellos lugares, “ella siempre dijo que quería quedar por allá en los pueblos de Sonora”, concluyó la hija de “La cantante de ranchero” y una de las “Guerrilleras del Norte”.

Hermosillo, Sonora, México
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