*Leonel destaca que personal de medicina y enfermería de hospitales arriesgan su vida con cada paciente contagiado que atienden
*Todos los pacientes con coronavirus son atendidos con amor y paciencia, subraya
Leonel Arias tiene el corazón lleno felicidad porque logró vencer al Covid-19, pero al mismo tiempo está completamente agradecido con todas las personas que le ayudaron a recuperar la salud.
“Te tratan como familia, no te hacen alguna cara de asco, nada y, aunque tienen cuidado, ellos se la están jugando con cada paciente que llega”, comentó.
Tiene 60 años de edad y trabaja como velador, siempre tuvo conocimiento de lo peligroso que es el coronavirus y se cuidaba mucho, pero una vez se descuidó, tocó sus ojos con las manos sucias y ahí –señaló- pudo ser el momento del contagio.
El día 18 de enero empezó a sentirse mal, pero no hizo mucho caso, debido a que cada año padece problemas bronquiales. Tuvo dolor de garganta, duró dos o tres días con calentura, también sufrió diarrea y tardó casi dos semanas en acudir a buscar ayuda médica especializada.
El 31 de enero llegó al Centro Anticipa de la Arena Sonora en donde le realizaron el diagnóstico, ahí le dijeron que su situación era de riesgo al desarrollar una neumonía y lo canalizaron de inmediato al Hospital 14 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Su familia pudo acompañarlo solo hasta la puerta del nosocomio donde lo pusieron en manos del personal de salud de la institución.
Desde que llegó –recuerda- les dijo a los jóvenes del triage que no se acercaran, que era una persona contagiosa, pero no le hicieron caso y lo atendieron como a cualquier paciente.
Eso reconfortó al enfermo que llegaba asustado para quedar internado.
Lo subieron a piso y ahí, además de la calidez de todo el personal de enfermería, médicos e intendentes, comenzó a conocer a sus compañeros de cuarto.
En poco más de una semana murieron cuatro, por lo que le tocó presenciar su agonía; oraba y lloraba junto con ellos cuando no les podían quitar el dolor ni con morfina.
Algunos dejaron de existir porque hasta el último momento negaron tener la enfermedad o estar tan graves, no se dejaban intubar o se resistían a los tratamientos.
Ante ese panorama que le tocó presenciar, Leonel reconoce la paciencia y el amor con que todos los pacientes covid son tratados.
Anota que, aunque por su mente pasó la posibilidad de no salir con vida, sabía que tenía gente de su lado luchando para que volviera a estar sano, por eso hoy se siente muy agradecido.
Hermosillo, Sonora, México
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