*La evidencia científica señala que no se puede perder calorías con el solo hecho de pasar un poco de frío.
*Todos los organismos, incluyendo al ser humano, si son expuestos a bajas temperaturas incrementan su ingesta de energía para adaptarse a las nuevas condiciones.
Bajar de peso es, sin duda, un desafío para muchas personas, por lo cual existe toda una industria dedicada a ofrecer soluciones fáciles y rápidas, pero muchas veces infructuosas.
Asimismo, hay toda una colección de prácticas y creencias extrañas en torno a este tema, destacó el investigador de la Coordinación de Nutrición del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), Humberto Astiazarán García.
Explicó que la creencia respecto a que el frío ayuda a bajar de peso radica en la hipótesis popular de que cuando una persona es expuesta a bajas temperaturas, acelera su metabolismo.
Existe un mecanismo metabólico llamado termogénesis adaptativa, indicó, que se refiere a la generación de calor por parte del cuerpo en respuesta a estímulos externos.
Refirió que se considera que fue fundamental durante la evolución humana para poder adaptarse a regiones más frías, pero eso no significa que sea una vía para bajar de peso.
Subrayó que la evidencia científica señala que no se puede perder calorías con el solo hecho de pasar un poco de frío.
El ser humano acumula grasa principalmente en dos tipos de tejido: el tejido adiposo blanco y el tejido adiposo marrón; ambos constituyen el tejido adiposo y forman parte de una compleja red de reacciones bioquímicas en un balance.
En este, el tejido adiposo blanco funciona como sitio de almacenamiento de energía y producción de hormonas y citocinas (que son moléculas señales muy importantes y con múltiples funciones).
Por su parte, el tejido adiposo marrón está diseñado para mantener la temperatura corporal, principalmente a través de producción de calor. Todo lo anterior regulado a través del sistema de señales del sistema nervioso central controlado desde el hipotálamo.
Se ha demostrado que el cuerpo humano tiene un importante nivel de adaptación a las bajas temperaturas al aumentar la grasa marrón. Estos cambios se atenúan o revierten tras la exposición a temperaturas más cálidas.
Astiazarán García, que también es miembro de la Academia Nacional de Medicina de México, señaló que la eficiencia para almacenar grasa en tiempo de frío es similar a la de verano.
Sin embargo, una exposición prolongada al frío puede hacer que se desarrolle más tejido adiposo marrón que ayude al control de la temperatura corporal y este no necesariamente impacta sobre el peso.
Normalmente todos los organismos, incluyendo al ser humano, si son expuestos a bajas temperaturas incrementan su ingesta de energía -comen en mayor cantidad- a fin de suministrar “combustible” y “reservas energéticas” al metabolismo para que pueda generar los cambios metabólicos que le permitan adaptarse a las nuevas condiciones.
Sin embargo, este es un balance que de forma equilibrada, puede regularse a través del apetito -hambre no “antojo”-, haciéndolo de manera prudente y por medio de una dieta saludable.
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