“Habrá quien considere que el duelo por divorcio es en ciertas circunstancias aún peor que la muerte de la pareja, por la connotación de existencia y emociones que prevalecen”,
Dra. Elisabeth Kübler Ross.
En una parte del texto de un futuro libro, hablo precisamente de lo que significa el duelo por muerte de la pareja, el titulo extraoficial es: “La mitad de mi vida…duelo por la pareja” y de él quiero aprovechar la oportunidad para tratar sobre algunos aspectos sobre este tema y reflexionar al respecto.
Primero, quizás sea bueno recordar lo que he dicho en otras ocasiones: la palabra duelo proviene del latín dolorux y significa precisamente eso, dolor. Cada pérdida significativa de nuestra vida nos producirá algún tipo de duelo.
Comúnmente asociamos el duelo por la pareja cuando es debido a la muerte de ésta, ya que es realmente considerado como uno de los duelos más difíciles de enfrentar y superar pues comprende un alto nivel de complejidad, emociones y desamparo cuando muere el par, “la media naranja”, esa persona con quien fincamos una familia e ilusiones en un proyecto de vida.
Pareja es eso precisamente, ser un par para hacer cosas, lo nivelado, el equilibrio, el apoyo, y, de acuerdo con Neimeyer “no es grande la diferencia en el sentir de quienes están recién casados o quienes llevan años de serlo”. y es que antes de ser uno solo y formar la familia, se es novio-a, iniciando así el descubrir y conocer cómo es el otro-a y ajustar o asumir los roles que corresponden; los primeros tres años en el matrimonio son los más difíciles (hay quienes dicen que el primer año es el peor).
Por otro lado están los que han tenido muchos años de estar juntos, han logrado cimentar una familia, para quienes al morir la contraparte ya la edad y el propio clan familiar y social limita entonces el poder rehacer una nueva vida.
Un querido amigo y excelente persona me describió así su experiencia al morir su esposa:
Un día de esos empezó el calvario con la penosa enfermedad que se posesionó de mi esposa: cáncer de cabeza del páncreas. Hicimos todo, desde los tratamientos médicos, químicos, radioterapias, hasta los tratamientos naturales, pero, llegó el día que en el hospital ella se fue…partió sin decirnos adiós…aunque en los días previos habíamos aprovechado para hablar y hablar.
¡Que alguien me explique! Fue una de las primeras interrogantes que me asaltaban ante su muerte ¿qué pasó?, ¿por qué tenía que morir si estaba pensando en hacerle sus arreglos para cuando mi nietecita de 3 años cumpliera los 15?, ¡si tenía muchas ganas de vivir!, mi esposa soportó esa terrible enfermedad desde abril del 2007 hasta julio del 2009.
La desesperación, rabia y negación del hecho azota fuertemente a la persona ahora en la viudez, la soledad es casi absoluta, muchas cosas quedan inconclusas y se pierde el equilibrio sensato de razonar, que el ser querido ya no estará más físicamente en la familia, no podrás tocarle ni abrazarle y ésto es, sin duda, una fase de desesperanza vital.
El apoyo Tanatológico se basa en acompañar los momentos del duelo y poco a poco, al correr del tiempo fomentar la expresión del dolor y sus emociones buscando nuevas formas de reestructurar la vida. Esto puede llevar varios años, siendo lo más aceptado un mínimo de 2 a 3, sobre todo si la muerte fue esperada como sucede ante una enfermedad terminal.
Poco a poco las nuevas ideas, y atenciones para curar el dolor de su pérdida harán que la viuda-o consiga hacerse a la realidad y llegue su momento de aceptación, como última de las etapas.
Pero… ¿qué pasa cuando la pena es por terminar una relación sentimental estable? ¿Ante un divorcio?... como cité en el encabezado de este articulo, Kübler Ross le da un alto puntaje a esa pérdida también, señalándola igual o en ocasiones más intensa por las connotaciones que prevalecen, eso es que al romperse la unión comprometida “ hasta la muerte” alguno de los cónyuges, se queda en la realidad anterior, solo que ahora gravemente lacerada y más resiente el dolor, en este caso la persona que produce esta pérdida sigue viva, y todos los resentimientos y reproches perdurarán tal vez por siempre, pues las etapas del duelo pueden llegar a ser difíciles de superar y menos de aceptar.
El sentimiento de culpas es enorme y quedan haciendo daño interior a la dignidad con la pregunta ¿en qué fallé? Siempre que se sepa algo de la ex pareja será reavivar el dolor y la frustración, por ello es un duelo duradero…no son pocas las personas que opinan coloquialmente que primeo muerto(a) que con otro(a).
La única diferencia, si me permiten así llamarle, sería que teniendo vida y tiempo, las partes puedan llegar, antes de finalizar totalmente la relación, a reencontrarse y rehacer sus vidas en común, difícil, si, pero no imposible.
Pero usted, estimada(o) lectora(or) tendrá la última palabra y su valiosa conclusión.
Libros de su autoría:
-Guía Emergente de Apoyo para Personas en Duelo, disponible en librería Católica y Fonpal.
-Más Allá del Horizonte, cuando un hijo muere. Disponible en Ibukku.com y Amazon.com
Hermosillo, Sonora, México
Tel.: +52 1 662 217 3771