Eso no me va a pasar a mí. Cada vez que sabemos de algo impactante y negativo que pasa en nuestro círculo social, instintivamente pensamos: qué triste, qué mala onda e inmediatamente después y en silencio, el pensamiento pasa en el fondo de nuestra cabeza, eso no me va a pasar a mí.
Todos, por mero instinto de sobrevivencia, queremos ser la excepción de este tipo de situaciones.
El señor tenía 45 años con aparente excelente estado de salud y un día le da un infarto, a esa edad suelen ser fulminantes, como sucede en este caso.
Casado y con dos hijos, un estilo de vida social medio alto, profesionista independiente con una carrera exitosa, pero sin seguro de vida que lo respaldara.
Era un tema que a él no le inquietaba pues era joven, era sano y además invertía en bienes raíces, ya contaba con dos departamentos y tres locales comerciales que rentaba sin problema.
Si algo le llegaba a pasar, ese ingreso sería su "seguro de vida" y hasta mejor, porque le daba ingresos siempre.
La familia entra en un shock emocional por perder al padre de familia y al soporte económico, pero por otro lado tranquilos porque, aunque el ingreso disminuye considerablemente, no desaparece pues tienen las rentas.
Pero lo inimaginable pasa, se declara una pandemia que pone en peligro la salud de toda la sociedad en general y se limita la actividad económica a sólo sectores esenciales.
Los locales comerciales, muy a su pesar, deben rescindir sus contratos, pues no hay actividad empresarial-comercial y tampoco pueden continuar soportando los costos fijos sin operación.
Y los dos departamentos, que habitaban trabajadores de empresas mineras, negocian bajar la renta en tanto se reanuda la actividad, que se estima será en dos o tres meses.
Y mientras la vida continúa, las necesidades económicas de esa familia no desaparecen, pero hasta ahí llegó el "seguro" que contemplaba como soporte económico el ahora fallecido.
Historias como esta y aún más dramáticas, conocemos de primera mano o hemos escuchado del amigo de un amigo. La gran mayoría hemos participado en la hamburguesada a favor de la familia de un amigo que falleció, la venta de barbacoa para apoyar los gastos de una amiga que acaba de perder a su marido.
Y para todos los que en este momento están pensando “eso no me va a pasar a mí”, los invito a que reflexionen y piensen qué tipo de seguro de vida quieren dejar a su familia: El que es líquido e inmediato y que realmente le de tranquilidad, pase lo que pase o la buena voluntad de la gente que compra el boleto de una hamburguesada.
¿Quisieras saber cuánto cuesta protegerte? Contáctame y con gusto platicamos sobre el tema y construiremos un plan a tu medida.
C.P. y L.D. Mary Carmen Martínez Vila
CLI y FSCP por The American Collage/IMESFAC
(Certificate in Life Insurance – Financial Services Certified Professional)
Correo: marycmv@gmail.com
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Hermosillo, Sonora, México
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