Jennifer Haller, una mujer de 43 años y madre sana de dos hijos, se convirtió en la primera persona en la historia en probar una vacuna potencial para COVID-19, que junto con 44 personas se unió a los ensayos con seres humanos de este nuevo biológico.
Las autoridades estadounidenses estiman que pasará entre un año o año y medio antes de que la vacuna esté disponible.
Los científicos suministraron a Haller el medicamento experimental RNA-1273, la vacuna experimental contra el COVID-19 que han desarrollado en Estados Unidos.
Detrás de este intento de acabar con el coronavirus está el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estado Unidos (NIAID, por sus siglas en inglés) y la compañía de Biotecnología Moderna.
Haller ha sido la primera voluntaria de un grupo de 45 personas adultas sanas que recibirán la medicina.
En este estudio se están evaluando las diferentes dosis de la vacuna para analizar su capacidad de inducir una respuesta inmune en las personas.
Los participantes tendrán que someterse aún a diferentes fases para determinar si la vacuna es efectiva y segura; las autoridades estadounidenses han estimado que si todo sale según lo planeado, pasará entre un año o un año y medio antes de que la vacuna esté disponible.
La RNA-1273 ha sido elaborada empleando una plataforma genética denominada ARNm (ARN mensajero). Inyectar un ARN mensajero en un cuerpo humano hace que se desarrolle en el interior del cuerpo, desencadenando una respuesta inmune sin necesidad de infectar a la persona con el virus completo.
Según el NIAID, el medicamento experimental ha tenido resultados prometedores en modelos animales.
Con información de REUTERS
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