Estimadas lectoras y lectores, iniciamos un nuevo año, una nueva década, sin embargo habrá un triste dolor en usted si tuvo la pérdida de un ser querido hace unos meses o pocos años, pues limita sentir esa felicidad que todos hablan en estos días, evitando realmente tener un inicio de año feliz, sin embargo las personas del entorno dirán que el tiempo cura todo, y por ello se vuelve una meta inconsciente y se pide que realmente pase pronto el tiempo y se lleve como por arte de magia este dolor personal, no nos damos cuenta que lo único que puede mejorar las emociones en el proceso del duelo son todas aquellas acciones, propósitos y actitudes de querer buscar y encontrar el sentido a la vida sin el ser querido.
Por más años nuevos que se tengan podrá seguir presente un dolor pero que se hace “viejo” a medida en que se mantienen las emociones negativas de manera crónica, dando por resultado alteraciones físicas o sociales que se vean como “normales” sin serlo, por ejemplo: la persistente ansiedad o el sentimiento estéril de la culpa inmerecida pueden formar parte de tu vida. Acostumbrando así al cuerpo a mantener un estado mental, cognitivo pero sobre todo físico alterados, que se arraigan y desencadenan una vida vacía o monótona, pues como dice el refrán “árbol que crece torcido jamás su tallo endereza”…, a lo que uno de mis maestros de literatura agregó; ..”pues se hace naturaleza el vicio con que ha crecido”, de este modo a pesar de los buenos deseos, de las ilusiones que prometen un “feliz” año nuevo muchos dolientes prefieren continuar el vicio creado del dolor ante la pérdida y no se dan cuenta que es algo que la persona puede cambiar para su futuro, creer en que lo sucedido no fue su culpa, que lo que se hizo o dejo de hacer fue con la mejor intención para darle calidad al final de su vida.
Por todo esto y mucho más realizado ante su enfermo deberían sentir paz en su balance de ayuda y poner más valor al amor que al dolor.
Es cierto que el primer año de la pérdida es el más difícil pero también da la fortaleza de la experiencia, de repasar momentos de historia familiar con la ausencia física de quien murió, pero más fuertes en el aprendizaje personal.
Quiero recordarles de manera especial que la muerte de un ser querido aunque es muy dolorosa no termina con la relación de esa persona, ¡solo la transforma! y esa transformación está basada en el vínculo que perdurará con el ausente, en su ropa, su recámara, sus canciones, sus zapatos, su lugar en la mesa y otras cosas más, todo eso sigue manteniendo su esencia entre los deudos, se podrá hablar con él y de él, llorarlo para terminar recuperándolo ante la fe de una vida eterna espiritual.
Hagamos un esfuerzo este año y así como se desea sea nuevo y próspero, permitir cerrar las heridas emocionales interiores del proceso buscando la sanación o superación del duelo, que este año que inicia sólo tenga el verdadero amor de lo compartido con el fallecido, así los bellos recuerdos perdurarán. Prepararse para volver a sobrevivir a las fechas importantes o acontecimientos donde la nostalgia tendrá un lugar, pero ya no para producir tanto dolor sino para valorar el amor que se compartió juntos.
Así pues, en ésta ocasión por ser el inicio de año en verdad les deseamos que sus sentimientos afloren con amor y que razonablemente busquen una reintegración funcional en sus vidas, recuerde que en la familia es donde se tiene la primera ayuda importante para salir adelante, escuche buena música, lea libros que hablen de la vida espiritual, del amor, realice los rituales que considere significativos cuando sean necesarios para mantener una esperanza de vivir.
Reciba un cordial y sostenido abrazo que llevan mis mejores deseos para usted y los suyos en este año y viva lo mejor de la vida…la vida misma.
Libros de su autoría:
-Guía Emergente de Apoyo para Personas en Duelo, disponible en librería Católica y Fonpal.
-Más Allá del Horizonte, cuando un hijo muere. Disponible en Ibukku.com y Amazon.com
Hermosillo, Sonora, México
Tel.: +52 1 662 217 3771